16 diciembre 2009

SOLVEIG NORSDTRÖM: UN PEQUEÑO GORRIÓN EN EL TEJADO

"Quise ser arqueóloga para tocar la tierra con mis manos".

Solveig en el Museo Arqueológico Provincial. Ella es la segunda por la derecha

Son muchas las frases de Solveig Nordstrom que recordaremos para siempre los miembros de "Alicante Vivo". Y no sólo sus frases, sino también sus gestos, bailando y volando mientras habla...
Del mismo modo, son muchas las sensaciones y enseñanzas que nos transmitió a lo largo de la entrevista que tuvimos con ella en su humilde y cálido apartamento de Benidorm.
Aquella fría tarde otoñal pasó fugazmente ante nuestras vidas, cual suspiro de la Historia, entre sonrisas, abrazos y preguntas distendidas.
Por un momento, se nos olvidó que aquella mujer de 94 años, espiritual, risueña, inteligente, vital y sentimental, era la gran arqueóloga Sol (así quiere que la llamen sus amigos); la gran arqueóloga que con su valor y trabajo, salvó un importante fragmento de nuestra historia.
Solveig es historia viva. Es un empujón de vitalidad que nos alecciona en valentía e ilusión. Podríamos haber estado cientos de tardes preguntándole y hablando con ella sobre sus recuerdos, sobre sus pensamientos, sobre lo que ha aprendido de la vida... y nunca dejaríamos de aprender.
La vitalidad con la que te recibe y se desenvuelve te desarma y te lleva a su terreno para hacerte soñar con tiempos pasados, donde ella desenterraba e identificaba vasijas con sus propias manos.
Solveig está hecha del mismo material con el que se tejen los sueños y las ilusiones, aderezado todo con una gruesa capa de cariño y fraternidad.
Sus palabras llevan implícitas grandes dosis de humanidad y filosofía de vida, que ciertamente, le han ayudado a alcanzar casi la centuria con una sonrisa en la cara y una agilidad asombrosa.
Sol es, simplemente, alguien a quien siempre se debería recordar, no ya sólo por aprender de su espíritu y sus acciones, sino sobretodo, porque se merece ser eterna en nuestros recuerdos.

         
Solveig Nordstrom es una de nuestras grandes arqueólogas. Sin ánimos de olvidar o menospreciar a ninguno de los "otros" importantes (el Conde de Lumiares, el Padre Belda, Figueras Pacheco, Lafuente Vidal, Martinez Morellá, Pablo Rosser o el inolvidable Enrique Llobregat), nuestro corazón tiene que estar junto a ella...
Por muchos motivos.

"Al bajar del tren en la estación de Alicante, me compré por 1 peseta una bolsa enorme de dátiles. ¡Qué buenos estaban! Al caminar entre las palmeras, escuchando cómo me hablaba el viento entre sus hojas, hizo que me enamorara de esta tierra."

Esta científica sueca, que un buen día se enamoró de la “terreta”, es uno de los personajes más grandes que tenemos. Sin duda alguna, debería tener un lugar de honor en la historia de la arqueología alicantina. Y no solamente por sus extraordinarios trabajos realizados en nuestra provincia como en la Albufera, San Fulgencio, Alcoy o Elche, sino tambien por su libro sobre la presencia cartaginesa en las costas alicantinas.

"Cuando todos pensaban que en esta tierra sólo había romanos e íberos, yo defendí la presencia cartaginesa. Y el tiempo me ha dado la razón"


Sin embargo, los alicantinos nos hemos olvidado un poco de ella o nos hemos limitado a ofrecerle un vacío y escueto homenaje en forma de placa a la entrada de Lucentum.
¿Quién es Solveig Nordstrom?
Nos tenemos que remontar a diciembre de 1955. En aquel año llegó a Alicante esta licenciada sueca “rubia de figura esbelta, con gafas estilo Marilyn y que habla correctamente el castellano”, que se disponía a realizar prácticas arqueológicas en nuestra provincia.
Cinco años más tarde, en abril de 1960, ya era una trabajadora incansable en el yacimiento de Guardamar del Segura. Pronto se uniría laboralmente al señor Lafuente Vidal, su gran mentor y amigo.
“Trabaja de forma incansable. En las excavaciones agarra la piqueta y no le rinden las horas. Resulta increíble. El entusiasmo la mantiene y su método de vida. No bebe ni fuma alimentándose única y exclusivamente de fruta y verduras, leche y alguna variedad de quesos”.
       


José Lafuente Vidal, su gran mentor

En el Museo Arqueológico Provincial (entonces en los bajos de la Diputación) se mostró como una eficaz colaboradora de Lafuente Vidal. Él mismo dijo de ella: "no es extraño que se lo sepa de memoria porque ha sido muy eficaz en su colaboración científica, donde ha llegado a redactar el plano del Museo, así como ha hecho muchos dibujos de orden explicativo y gráfico referido a los yacimientos arqueológicos de la provincia.”
En cierta ocasión, contó entusiasmada lo mucho que había podido sacar a la luz del Tossal de Manises, del que tan sólo se había excavado una octava parte de su perímetro. Pero también se entristecía al pensar todo lo que se iba a perder de nuestro valioso patrimonio cultural en cuanto fueran avanzando las obras de construcción en la Albufereta, ya que “los terrenos están vendiéndose por parcelas y sobre los mismos van construyéndose chalets, sin que mano alguna pueda detener esa anulación de valores que se hallan todavía sin descubrir."
Y añadió Solveig, en clave algo misteriosa, “Claro, es cuestión de dinero y los arqueólogos somos pobres... ¡si yo pudiera hacer algo!
Y vaya si lo hizo.
En un día sin determinar (ya que los periódicos de la fecha estaban atenazados por la Ley de Prensa dictada por Manuel Fraga Iribarne), cuando las excavadoras de las empresas constructoras pretendían aplanar el Tossal, arramblando con los importantísimos restos arqueológicos depositados allí durante miles de años, para construir un hotel, Solveig, “amiga de gesto imprevisible” que diría Enrique Cerdán Tato, tuvo la valentía de enfrentarse a las autoridades franquistas de la época para impedirlo. Ni corta ni perezosa, se tumbó delante de los bulldozers de la época (máquinas excavadoras) y ante los medios de comunicación extranjeros que un amigo suyo había avisado previamente, impidió con su actitud que los intereses especulativos arruinaran el santuario de las civilizaciones que por Alicante se habían establecido. Es seguro que, de no haber sido Solveig ciudadana sueca, su actitud habría sido reprimida de forma inmediata por las autoridades, que prefirieron evitar un escándalo aún mayor del que ya se estaba produciendo.
Después de esta paralización, Solveig consiguió que el Ministerio de Educación español comprara los terrenos sobre los que se asentaban los restos, impidiendo de este modo la desaparición de la ciudad íbero-cartaginesa-romana.
Solveig Nordtröm se estableció posteriormente en Benidorm, donde aún tiene su residencia. En el terreno social, Nordström colabora con el Grupo de Estudios Espíritistas Allan Kardec, siendo impulsora de la difusión de este movimiento en su país de origen.


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Hola, Solveig. Nuestra primera pregunta es casi obligatoria... ¿Cómo tenemos que llamarte?
Reconozco que mi nombre puede resultar complicado. Todos mis amigos me llaman "Sol". Por lo tanto, "Sol" está bien. Así me conocen desde la India hasta en Brasil
         
Del mismo modo, Sol, también nos gustaría que nos dijeras como debemos llamar correctamente el lugar que salvaste. ¿Tossal de Manises o Lucentum?
Lucentum, claro. El Monte Tossal es el cerro donde se asienta la gran urbe de Alicante: Lucentum. (Es algo parecido al Castillo de Santa Bárbara y el Monte Benacantil)

¿Es cierto que habla 14 idiomas?
Sí, es cierto. Aunque no todos los manejo a la perfección, puedo entenderlos.

¿Incluso sanscrito?
Sí. He trabajado buena parte de mi vida como intérprete, traduciendo libros de Sueco, Francés, Portugués e Indio.

Una mirada al pasado, Sol. ¿Quién eras antes de venir a España?
Nací en Estocolmo en 1923. Era una niña alegre, divertida y muy estudiosa. Me encantaba bailar y la lectura. Aunque tengo los dos tímpanos perforados desde los 6 años, esto nunca fue un impedimento para estudiar Literatura en la Universidad de Estocolmo.





¿Literatura? Pero, ¿no estudiaste Arqueología Clásica?
En un primer momento, hice la carrera de Literatura. Sin embargo, cuando hice mi tesis sobre la escritora Selma Lagerlof, no la aceptaron porque decían que "ambas éramos muy espirituales". Por entonces me enfadé tanto, que decidí matricularme en Arqueología Clásica, donde daba clases un profesor que me gustaba mucho y poder estudiar, así, el Latín y el Griego.

¿Qué le hizo venir a España? Es decir, ¿qué pudo motivar a una sueca un pequeño país del Mediterráneo?
La ilusión de todo buen arqueólogo es viajar a Grecia y Roma, y excavar allí. Aunque muchos arqueólogos no han cogido una piqueta en su vida, yo quería dejar los libros y excavar la tierra con mis propias manos. Aunque decían en Suecia que España no era un país interesante por su dictadura franquista, yo sabía que la historia del Mediterráneo estaba incompleta si no estudiábamos este país.

¿Y qué hizo? ¿Coger las maletas y ya está?
Así fue. Primero viví gratis en Madrid, a cambio de dar clases de Francés a la dueña de una casa. Cuando tuve dinero ahorrado para el tren, me vine a Alicante

Háblemos de esa leyenda sobre el idioma castellano.
¿Cómo lo habéis sabido? (risas) Es cierto. En el tren de Madrid-Alicante, me senté junto a unos chicos que hablaban español. Lo primero que aprendí en castellano fue un poema de Gustavo Adolfo Bécquer. Enseguida pude hacer un paralelismo entre el Latín clásico y el castellano, por lo que lo aprendí muy facilmente. Recuerdo a mi llegada a la Estación de Alicante que compre una gran bolsa de dátiles por 1 peseta, y que empecé a caminar por las calles comiendo dátiles y escuchando el viento entre las ramas de las palmeras. ¡Quedé enamorada! Parecía que las palmeras me hablaban. Entonces supe que iba a amar esta tierra siempre.

¿Cómo fueron aquellos primeros momentos en Alicante?
Fue una nueva vida. Me alojé en la "Pensión-Bar Consuelo", junto al Mercado Central. Un día me acerqué al Museo Arqueológico Provincial, que por entonces estaba en los bajos de la Diputación. Todo lo que había expuesto era muy bonito. Conocí a Francisco Figueras Pacheco y a Lafuente Vidal, que habían trabajado juntos. Lafuente Vidal me preguntó si había estudiado arqueología y si conocía el Latín y el Griego. Yo le dije que sí, y él me respondió: "Yo te enseñaré muchas más cosas".
Lafuente, Pacheco, Belda, Lumiares.... ¿La arqueología es cosa de hombres?
Noooooo, ni mucho menos. Yo no fui una pionera en nada. Había (y hay) tantas mujeres preparadas para la Arqueología como hombres. Sí es cierto que me controlaban mucho las autoridades de entonces: no me dejaban llevar bikini, me preguntaban si era cristiana... Incluso el director del Museo me perseguía a todas horas para que me quitara los pantalones cortos. Decían que una mujer debía llevar falda

Sombreros, látigos, Templos Sagrados... ¿La arqueología es tan bonita como la pintan?
Es muy bonita, por supuesto. Pero también es muy dura. Durísima. No sólo por el trabajo de campo excavando día y noche, con Sol y frío, sino por lo mucho que hay que estudiar. Sin embargo, yo siempre he querido tocar la tierra, vivir. Cuando cogía una vasija o un tiesto, pasaba la mano con los ojos cerrados, al igual que Figueras Pacheco, y sentía sus vibraciones. Había algo místico, espiritual.... Muy difícil de explicar.

¿Cuáles fueron sus trabajos antes del Tossal de Manises?
Visité todos los Museos de España. Pero me maravilló la arqueología de Elche. Alejandro Ramos Folqués era un enamorado de su trabajo. Allí pude vivir trabajando en el Museo y dando clases de ballet a la hija de la dueña de un bar.
Recuerdo con simpatía muchos domingos por la mañana, cuando iba a La Marina con Felix Rodriguez Casanova. Él era un gran constructor y me enseñó a montar vasijas cuando nadie lo hacía. Era un trabajo altruista, hecho con todo el cariño y amor hacia la arqueología. Ahora miro hacia atrás y pienso en el dinero que dejé de ganar, pero a mí me movían intereses más espirituales.
Alcoi también fue maravilloso. Mientras hacía las excavaciones me trataban como a una hija. En España siempre me han tratado muy bien, y yo siempre la he defendido. Cuando regresaba a Suecia y hablaba de mis trabajos, allí nos criticaban. Yo nunca lo permití. Estaba muy agradecida a este país.
¿Por qué la criticaban en su país de origen?
Creo que todo era culpa del Gobierno imperante en España. En Suecia me dijeron una vez que una Tesis en español no era válida. Tenía que estar escrita en un "idioma civilizado", como si el español no lo fuera, aquello me enfadó muchísimo, por lo que tenía que traducirlas al Francés. Uno de mis sueños ha sido abrir colaboraciones entre ambos paises, pero en Suecia la arqueología española no interesaba lo más mínimo.

Una mujer frente a las excavadoras... es obligado que nos cuente con detalle todo lo ocurrido aquel día.

Lo recuerdo como si fuera ayer. Estaba sentada en una piedra a la entrada del yacimiento del Tossal de Manises cuando escuché el sonido inconfundible de las excavadoras y buldozers. Era obvio que venían a destruir la maravillosa Lucentum para edificar viviendas. La primera de ella era conducida por un chico muy guapo. Cuando le pregunté que querían me respondió : "tenemos orden de quitar esta basura". Me quedé horrorizada. "No vais a hacer nada", le respondí yo. Discutimos acaloradamente y, al darme cuenta que iba a entrar dijera lo que dijese yo, me tiré al suelo delante de la excavadora. El chico se asustó y paró la máquina. Luego comenzó a llegar mucha gente: políticos, periodistas españoles... Pero mi gran amigo y abogado Jaime Pomares Bernat decidió avisar a las embajadas y a la prensa extranjera, que por entonces eran más independientes. Gracias a eso, pronto se declaró Monumento Histórico y nunca más lo tocaron.





En este vídeo, Solveig Nordström nos cuenta en persona el momento histórico en que detuvo a las excavadoras y salvó la ciudad íbero-romana de Lucentum de la desaparición.

Entonces, ¿no cree que la construcción masiva de la Albufera haya dañado restos enterrados?
Estoy segura que no. Tras el incidente, vallamos enseguida el perímetro del yacimiento y levantaron los edificios fuera de él. Intentamos sacar deprisa y corriendo todas las piezas que había allí. Creo que lo conseguimos. Es posible que se trate de una leyenda urbana, lógica cuando te asomas a lo alto del cerro y contemplas cómo los edificios casi rozan el yacimiento.
En Alicante, mucha gente le está eternamente agradecida por la valentía que tuvo. Gracias a su aplomo, nuestros hijos y nietos van a poder contemplar los restos de nuestro pasado. ¿Qué se siente al haber entrado en la Historia por la puerta grande?
¡Qué me dices! Si yo no hice nada. Tan sólo me enfadé al darme cuenta que iban a destruir toda aquella maravilla. Yo me siento como un sencillo pajarito. Lo dijo Santa Teresa de Jesús: "yo soy un pequeño gorrión en el tejado"

Pero sabías que aquello que protegías era muy importante.
Sí, por supuesto. Figueras Pacheco y Lafuente Vidal ya sabían de antemano que Lucentum era algo muy grande. Pero en aquel momento, yo sólo quería protegerlo, sin pensar en valores futuros.

¿Qué hizo después de abandonar la arqueología activa?
Me vine a Benidorm. Aunque no lo creáis, ganaba más dinero bailando que excavando. Una excavación es una obra muy grande y cara, por lo que las autoridades preferían abaratar costes quitando personal. En Benidorm hice de traductora para un importante médico esteticista. Sus pacientes eran extranjeras y yo les facilitaba la comunicación. Incluso llegué a ayudarle a sacar sangre y operar. Este doctor fue quien me ayudó a buscar piso: este mismo ático donde hoy vivo, iluminado y cerca de mi amado mar Mediterráneo.

¿Por cuál de todas sus facetas profesionales le gustaría que le recordaran dentro de 200 años?
Creo que por todo lo que he hecho por los niños pobres de Brasil. La infancia es la etapa más importante del ser humano y nunca he podido soportar ver sufrir a los niños.

Esta pregunta se la hacemos a todos nuestros entrevistados. ¿Un acontecimiento histórico que nunca debería haber ocurrido?
Aunque no me gusta ninguna, hay algunas guerras que son especialmente dramáticas. Todas las de Alejandro Magno fueron horribles: matanzas, mutilaciones, violaciones.... Para mí, él nunca fue "grande"
¿Y un acontecimiento para recordar?
El nacimiento de Jesús de Nazaret

¿A qué momento del pasado le gustaría regresar tan sólo por unas horas?
Creo que me gustaría especialmente ser alumna de Jesús por unas horas y caminar a su lado.

Danos tu opinión de algunos colegas de profesión. Por ejemplo, ¿el Padre Belda?
Conmigo siempre fue muy simpático.... a pesar de que nunca consiguió que cambiara mi forma de vestir. Por desgracia, vivió y trabajó en una época en la que la arqueología no era nada profesional y sólo destinada a la gente rica. Hoy no podemos acusarle de todo lo ocurrido.

¿Figueras Pacheco?
Era un científico de verdad... Un arqueólogo inmenso. Sabía que su ceguera era un gran impedimento para él, pero gracias al tacto y a su sexto sentido, sabía diferenciar y datar con exactitud piezas de miles de años de antigüedad. Siento una gran veneración por él.

¿Y Lafuente Vidal?
Mi maestro y el sabio más grande entre los arqueólogos. Erudito de las lenguas clásicas, en su tumba tiene una inscripción que dice todo sobre su grandeza como arqueólogo: "Yo hice lo que pude. Otros sabrán hacer mejor las cosas". Esa humildad es la base del buen científico

¿Le gusta el Alicante actual?
Algunas cosas me siguen gustando como antaño: la Explanada, las palmeras, la Iglesia de Santa María.... Otras, no tanto.

¿Y el trabajo de la Diputación en Lucentum?
Ha sido un trabajo excelente. Lo han dejado muy bonito.

¿Tiene "Sol" una calle en Alicante?
No, por favor. ¿Por qué debería tenerla? Yo no hice nada. Tan sólo trabajé haciendo lo que me gustaba lo mejor posible.

Pero, ¿le gustaría que "Alicante Vivo" pidiera al Ayuntamiento una calle a su nombre?
Bueno, claro.... Pero mi nombre es muy complejo. Solveig Nordstrom... Quizá si la calle se llamara "Sol".
         
               

Sol es, aunque ella lo niegue, una heroína para los arqueólogos modernos. Sentados sobre el suelo a su alrededor, en el minúsculo apartamento hay excasos muebles, nos embelesa su forma de hablar y sobre todo esa mágica forma de mover las manos que hablan casi más que ella , sin duda parte de su magisterio de danza, y nos dicen cosas en ese idioma universal de la elegancia de esta bella mujer. Transmite Sol un amor hacia todo que no cabe en un artículo. No pude evitar cogerla de la mano y sentir estar tocando el barro envejecido de un vaso ritual de la diosa Tanit, la tierra misma entre las manos. Es Sol, sobre todo, una mujer espiritual y desde aquel viaje a la India con su compañero Gunnar su interés por la espiritualidad la ha llevado a un profundo conocimiento del mundo espiritista. Sobre una de las paredes un retrato del espiritista frances Allan Kardec del que Sol ha traducido varias de sus obras. Como dice de ella la Sociedad Vegetariana-Naturista de Valencia "Su aproximación a los fenómenos post-mortem en esta etapa de su vida y sus contactos a nivel inernacional hacen de Sol el arquetipo más parecido a una auténtica maestra espiritual en occidente"

Sol , ¿cómo se hace ese viaje de la arqueología activa, con las manos en la tierra, a la ciencia de lo no tangible, al espiritismo ?
Bueno es algo normal. Cada vez que desenterrábamos un cuerpo lo veíamos rodeado de útiles, abalorios, incluso juguetes de barro. Aquello me hacía pensar en la espiritualidad de todo aquello, en que el otro mundo siempre ha existido.

Sol no se despide con un adiós sino con un hasta pronto que tomamos al pie de la letra. Hay experiencias en la vida de las personas que quedan grabadas como las pinturas en las vasijas de otros tiempos. Esta tarde es una de ellas.

Agradecimientos:
Emilio Soler y el Diario Información por la amabilidad prestada a la hora de ajustar datos de Solveig Nordstrom

 
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