29 agosto 2007

EL DERRIBO DE LA ISLETA: NO LO OLVIDAREMOS

Todo tiene un ciclo en la vida, a veces más corto, y otras veces, larguísimo. Las personas tendemos a valorar aquello que merece la pena, aquello que nos inspira, que nos enseña, que nos trae buenos recuerdos, o que simplemente, nos gusta, y tratamos de preservarlo para que siempre nos despierte estos sentimientos, y sobretodo, para que quien venga detrás de nosotros, tenga el mismo privilegio de disfrutarlo.

Esto lleva sucediendo desde milenios en la humanidad. Crear es algo intrínseco a los humanos, y tan intrínseco como esto es el conservar. Es la mejor manera que hemos encontrado de acercarnos a la eternidad, y superar las barreras biológicas de nuestras vidas, desde aquellos que sintieron el impulso de pintar escenas de caza en las paredes de sus cuevas hasta los niños que guardan sus primeros dibujos en una carpeta para verlos cuando sean mayores.

Con cada una de nuestras decisiones, damos pasos que implican acciones en el tiempo, y como los dueños de nuestro presente, tenemos un deber moral con quienes nos sucedan, para que hereden un mundo, cuanto menos, igual o mejor que el que hemos recibido.
Tenemos el privilegio y el compromiso de decidir qué perdurará y qué desaparecerá, y todo depende de aquellas decisiones que tomamos en este momento. Sin embargo, hay ciertas ocasiones en que alguien decide por nosotros de una manera parcial, interesada e injusta, desoyendo a los expertos en la materia, y provocando pérdidas irremediables. Y esta es la historia de nuestra ciudad, que se repite una y otra vez, desde hace mucho tiempo.



El Ayuntamiento de Alicante inició anoche la demolición de La Isleta de la Albufereta, un magnífico ejemplo de la arquitectura moderna del que gozábamos en nuestra ciudad, una de las principales cunas del desarrollo turístico moderno, legado que hoy en día estamos dilapidando de una manera dramática.

Desde nuestra web, partidos progresistas, colectivos y el propio Colegio de Arquitectos de Alicante hemos manifestado, en reiteradas ocasiones, nuestra oposición a esta demolición y exigíamos su rehabilitación y uso público.
Pero la mayoría absoluta del PP en el Ayuntamiento de Alicante se impuso y aprobó en la Junta de Gobierno del pasado 30 de julio, mediante urgencia, la implantación de la escultura Pirámide del escultor de Onil Eusebio Sempere en la confluencia de las avenidas La Albufereta, Condomina y La Vila Joiosa, conocida como La Isleta, por un importe de 526.258 euros.


Anoche el inicio de estos trabajos de demolición provocó algunos problemas de tráfico. Excepto en eso, no se registraron incidentes significativos alguno y las máquinas empezaron a trabajar en el derribo de la plaza, configurada por un pequeño inmueble de planta baja y una rotonda de vegetación, que fue proyectada en 1968 por el arquitecto Julio Ruiz Olmos..
La conservación y rehabilitación de este edificio ha sido demandada por diversos grupos. Para el Colectivo de Defensa de la Arquitectura (Codearq), perteneciente al Colegio de Arquitectos de Alicante, este inmueble, que durante varias décadas acogió una cafetería y una sala de baile, se inspira en la mítica casa Farnsworth de Illinois del arquitecto alemán Mies van der Rohe. La Isleta fue construida en 1968 y está en desuso desde el año 2003.
Tanto el Colegio de Arquitectos, EU, Etelvina Andreu o nosotros, hemos expresado en reiteradas ocasiones nuestro rechazo al derribo de este edificio, si bien fue la coalición de izquierdas la que solicitó una declaración de Bien de Relevancia Local para este inmueble histórico. EU cree que el conjunto que desaparece "de forma injustificada presenta valores históricos y arquitectónicos que justifican sobradamente su inclusión en el patrimonio cultural alicantino".
En la misma línea, la Fundación de Defensa del patrimonio Docomomo Ibérico de Alicante también mostró recientemente su preocupación por el proyecto de derribo de La Isleta, por lo que solicitó a las autoridades competentes la protección y conservación del conjunto. En un escrito remitido por el director de la fundación, Lluís Hortet, al Colegio de Arquitectos de Alicante y fechado el pasado mes de abril, Docomomo (Documentación y Conservación de edificios y sitios del Movimiento Moderno) expuso "su preocupación ante la amenazada de derribo del restaurante situado en La Isleta", puesto que considera que esta obra constituye "un conjunto de gran interés arquitectónico".

Durante siglos en nuestra ciudad se ha conservado y acumulado el paso del tiempo formando una identidad en cada trozo de nuestro patrimonio, y en la última década, se ha experimentado la mayor destrucción de este legado en toda su historia milenaria.

La Isleta, punto mítico de encuentro en el turismo de playas de los 60 y 70, factor vital para la comprensión de nuestra evolución urbana, hoy ha desaparecido.
Ahora no es cuestión de hablar de lo que se ha perdido, puesto que ya se puso el grito en el cielo en cuanto se atisbó la primera intención de demolerla. Este es el momento de reflexionar, y plantearse hasta qué punto quien toma las decisiones en esta ciudad está capacitado para ello, y tiene la voluntad de dejar un legado para la posteridad que vaya más allá del cartón piedra de los centros comerciales, el asfalto, las urbanizaciones cerradas y las rotondas.

Anoche, una pala excavadora sacudía el golpe letal que eliminaba una obra única en nuestra ciudad. Cuando amanecía hoy, día 28 de Agosto, este edificio se había convertido en un amasijo de hierros, y el paisaje de la Albufereta había cambiado para siempre, perdiendo uno de sus mayores iconos por una decisión arbitraria, injustificable y caprichosa de la concejala Sonia Castedo.
Y con este golpe, caía un trozo más de la dignidad de esta ciudad, y se engrandecía más el ego y el poder supremo con el que se ha alzado esta concejala.
Ella nunca ha querido el debate intelectual de los expertos en la materia. Desde el primer momento en que pensó en hacer desaparecer este edificio, hasta ahora, ella ha tenido la misma imagen: escombros. Y lo peor de todo, es que esta misma imagen la tiene de muchos más edificios valiosos en esta ciudad, que corren grave peligro de cruzarse en su camino y el de sus secuaces.

Hoy ha triunfado la ignorancia y el uso caciquero de nuestro Ayuntamiento por parte de quienes lo ocupan, que han confundido lo que les "gusta" o lo "limpio" y "nuevo" por lo que "debe" existir.
No hay nada más peligroso en el mundo que alguien que tiene poder de decisión en un gobierno y cree estar siempre en lo correcto y que no debe escuchar a nadie más. Especialmente si a quien tiene que escuchar, es alguien que ha estudiado, vivido y luchado por hacerse experto en esta materia.

Una vez, tras un espléndido recital de piano en un gran teatro, donde todo el público ovacionó al músico, bajó de los palcos una señora, y pidió hablar con el artista. Cuando estuvo junto a él, le dijo: "Bravo, daría mi vida por poder tocar como lo ha hecho usted esta noche." A ésto, el artista le contestó: "Señora, precisamente eso es lo que he hecho yo."

Ojalá estas palabras calaran hondo en esta mujer, que inevitablemente, y sin que la población lo haya elegido, será alcaldesa impuesta a los alicantinos, y tendrá más poder destructivo que nunca, despreciando a quienes se han pasado su vida estudiando la buena arquitectura y el buen urbanismo. Y toquemos madera porque no decida también por la salud, para elegir qué vacunación tienen los niños alicantinos a su antojo y sin tener en cuenta a los médicos, o que no le de por escribir los libros de texto que se lean en los colegios, porque entonces todo el mundo sí que se tirará de los pelos alarmado y desconcertado.

No deseamos instruir el gusto de nadie, pero sí, al menos, hacer que se plantee la reflexión quien lea estas líneas, y pueda comprender que lo que ha sucedido, va más allá de un edificio perdido que se suma a la larga lista de tragedias urbanas en Alicante.
Esto es un insulto a la voz de la cultura y del pueblo, es un desprecio a la ciudad... y no es el primero, pero ojalá que sea el último.

Esperamos que el polvo levantado no se deposite nunca en el suelo, y siempre siga delante de nuestros ojos para recordar que en nuestra reacción y en nuestra voz está la verdadera toma de decisiones. La sangre derramada en los combates nunca revive a las víctimas y siempre es un sinsentido, pero sí que puede servir para evitar nuevas tragedias al recordarle siempre a la gente qué sucedió, de tal modo que no se repitan los mismos pasos.

Ojalá consigamos algún día fotos de cuando la Isleta lució en todo su esplendor, porque aunque ya no sirvan para detener su demolición, puede que sirvan para ilustrar a la gente con lo lamentable de su pérdida, y que cuando vengan los "madresmías" y los lamentos, igual que vienen hoy con la Casa Alberola, la aduaneta, la comandancia de la marina o tantos otros... se pueda aprender de nuestro estúpido pasado (y presente) para no repetirlo nunca más.

Os pedimos que penséis en la ciudad que recibísteis cuando érais pequeños, la ciudad que tenéis ahora, y la ciudad que os gustaría dejar a vuestros hijos y nietos. Y sobretodo, pensad en qué manos dejáis la decisión de mantener la memoria.

Desde aquí estaremos siempre dispuestos a conservar los trocitos de la historia de Alicante que podamos, y ojalá que con el próximo edificio que se le cruce por en medio a Alperi y Castedo podamos hacer aún más ruido y evitar un nuevo crimen urbano. Estad atentos y andad con mil ojos, y sobretodo, aprended a mirar la ciudad como si fuera el último día que la véis así, porque cualquier día una piqueta entrará en el cine Ideal, en Tabacalera... y a nuestra etapa se la recordará, cuando pasen los siglos, por ser aquella que se creyó con la legitimidad de destruir todo el legado del pasado y dejar al futuro una ciudad sin historia, olvidándose de que lo que hoy tenemos es sólo un préstamo de quienes nos precedían hacia las generaciones que vendrán en el futuro.

El mejor recuerdo posible de la Isleta sería que nadie olvidara cómo se destruyó, y que fuera el germen de un movimiento que exigiera un Ayuntamiento responsable con sus decisiones y que escuchara a los expertos en cada materia. Todo este esfuerzo no ha sido en balde aunque haya caído el edificio. NO LO OLVIDAREMOS, NI EL EDIFICIO, NI LOS MOMENTOS QUE ALLÍ SE VIVIERON, NI CÓMO SE NOS ARREBATÓ.

Gracias por todo vuestro apoyo durante estos meses. Aunque para muchos no os fue fácil asumir que este edificio tenía un valor, porque las arrugas del paso del tiempo, la suciedad y la dejadez lo habían ocultado, pero para nosotros ha sido una gran satisfacción saber que habéis hecho un esfuerzo por creer a los arquitectos y ver mucho más lejos que otras personas.
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Juanjo

Antes de nada, dos reflexiones que, aunque no lo parezca, sí vienen al cuento.
A mi abuela siempre le ha gustado dar consejos a sus nietos. Palabras de aliento, de apoyo.... casi filosóficas.
Y, en este caso, cargadas de un misterioso halo adivinatorio que asusta.
“Juanjo, no seas tonto y haz caso siempre a la gente que tiene estudios”
“Siempre es más fácil romper que reparar”.
La Isleta era un edificio viejo.
Cierto.
La Isleta era un edificio sucio que afeaba la zona.
También es verdad.
Pero todo en este mundo, con el paso de los años, se hace desvencijado y feo a los ojos de aquellos que no tienen corazón ni sentimientos.
Todos podemos llegar a viejos.
Sólo hay que vivir el tiempo suficiente.
Es la ley de la vida.
Había muchas soluciones para la Isleta.
Con escuchar a todos aquellos “que tienen estudios” hubiera bastado.
Pero destruirlo era más sencillo (y barato) que conservarlo.
Lo mismo ocurre con nuestros mayores.
Para que engañarnos.
Es más sencillo olvidarnos de nuestros viejos que cuidarlos.
¿Solucionamos algo derribando la Isleta?
Teóricamente, sí.
Pragmáticamente, no.
El tráfico va a ser igual de caótico en la zona, la rotonda va a ser igual de problemática, van a sucederse la misma cantidad (o más) de accidentes...
¿De qué ha servido, pues?
De nada... a excepción de demostrarnos aquellos que nos gobiernan que son duros e inflexibles en tomar decisiones.
Mi enhorabuena.
Señores del Ayuntamiento: ¿derribamos todos los árboles con pulgones en lugar de limpiarlos?
Parece que simplifico el tema.... pero en verdad es sencillo.
Porque a la Isleta sólo le faltaba eso: un poco de limpieza.
Remodelar, adecentar, cuidar....
En otras palabras, tener un poquito de ganas de respetar el patrimonio histórico de tu ciudad.
Porque, nos guste o no, lo hayamos vivido o no.... la Isleta es una parte de nuestra Historia.
Como nuestros mayores.
Descanse en Paz

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Jesús

En realidad da igual que sea La Isleta, un edificio decimonónico, las escaleras del Hotel Palas o una Torre de la Huerta, un ficus o varios (como los desaparecidos de Loring), da igual que sea bonito o feo, da igual que este limpio o sucio, da igual todo porque en esta ciudad el que tiene poder ordena y manda, en un sinsentido capaz de todo.
Nuestro ritmo de vida enturbia la vista y ya no se observa, solo se mira, atentos, eso si de no ser arrollados, ya no se aprecian las fragancias del mar o de la tierra mojada, ya solo se huele, ya no se escuchan los cantos de los pájaros, de los grillos o de las chicharras, solo se oye el rugido de los excesos, ya no se pisa a la ciudad, los pasamanos se empolvan, el contacto es mínimo, tampoco se saborea, agobiados por la falta de tiempo…y don Dinero lo sabe y saca partido de ello.
Lo que para unos es importante para otros es banal, lo que a unos produce nostalgia a otros les produce indiferencia y en esta ciudad la masa acérrima apuesta ciegamente por una forma de gobernar donde no caben fisuras y donde las decisiones son indiscutibles.
Son muchos los vecinos que aplauden la decisión, otros en cambio mostramos nuestro desacuerdo y somos capaces de odiar a esta ciudad tanto como la amamos y de maldecirla una y mil veces para mas tarde engrandecerla y alabarla, porque es nuestra ciudad, no es de ellos, es de la gente que la vivimos y la disfrutamos y la sufrimos dia a dia.
Siempre habrá tiempo para arrepentimientos y ya solo nos queda el recuerdo y la impotencia y porque no, la vergüenza de vivir en un tiempo donde se rechaza el pasado, donde no se cuidan las raíces, donde la gente pasa de largo, pendiente de lo funcional y de su propio bienestar ajeno a un entorno cada vez mas desdibujado y envueltos en una ignorancia contagiosa que cada vez infecta a mas personas.

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ALFREDO


Una ciudad no se puede construir según el gusto personal del alcalde-concejal de turno. Existe gente experta en eso a los que hay que consultar. El criterio estilístico y arquitectónico ha brillado por su ausencia. Si no gusta un edificio se tira y punto. ¿Qué pasará si un día deja de gustar el cine Ideal? ¿Lo tirarán?


No me sirve la excusa de "los vecinos lo quieren y tengo sus firmas y apoyos". En el siglo XIX, los vecinos de los cármenes del Albaycín de Granada solicitaron al ayuntamiento granadino que derribaran la Alhambra porque les tapaba las vistas de Sierra Nevada. Gracias a Dios que no les escucharon...

Descanse en paz la Isleta.......

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ernes

Soy uno de los muchos a los que no le gustaba nada La Isleta. En mi inmensa ignorancia y sólo con visión de viandante me parecía un edificio feo, abandonado, sucio, graffiteado y que desde hacía muchos años concentraba la leyenda (y no tan leyenda) del ambiente prostibulario que se cuece en ciertos sectores de la Albufera. Sigo pensando que tenía un difícil acceso en rotonda y un inexistente espacio para aparcar.

Pero yo no soy arquitecto.

Y con toda seguridad, si hay alguien que tiene que decidir sobre arquitectura, son los arquitectos. Los que están preparados, los que han estudiado. Y no aquellos que desde su atalaya firman sentencias y nuevos decretos sólo por antojo o impotencia ante el maremagnum en el que han convertido nuestra ciudad. Alicante tiene rincones inolvidables que a golpe de pala escavadora se están convirtiendo en adosados, rascacielos, rotondas y, cómo no, ladrillo caravista y hormigón. Es cierto que no me gustaba la Isleta, pero no podemos enterrar los cimientos de nuestra ciudad. Posiblemente no me gustaba porque nadie me la explicó con detenimiento. Los edificios emblemáticos son emblemas y son sintomáticos del alicantinismo que queremos irradiar.

Desgraciadamente el alicantino es "melapelista" por naturaleza. Y con que quede medio bonito le basta y le sobra.
Otra ciudad es posible.

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Daniel

Castedo, Alcalde accidental de esta pobre ciudad ha hecho suyo , quizás sin saberlo, el lema de la Real Academia que reza, "Limpia, brilla y da esplendor". Todo ello entendido, claro está a golpe de palas y excavadoras. Ha limpiado la Isleta de la Albufereta dándole brillo a la preprotencia política del PP e ignorando con esplendor las recomendaciones tanto del Ilustre Colegio de Arquitectos de Alicante , así como de cientos de ciudadanos que pedían, casi rodilla en tierra, la rehusabilidad del lugar.
De la noticia se desprenden tres términos que pasamos a detallar para mayor conocimiento y por orden alfabético:

Accidental (RAE)
1. No esencial
2.Casual contingente
3. Dicho de un cargo: que se desempeña con caracter provisional


(elija el lector la más adecuada al hecho del que se trata)


Alevosia (RAE)

1.Cautela para asegurar la comisión de un delito contra las personas, sin riesgo para el delincuente. Es circunstancia agravante de la responsabilidad criminal.

2.Traición, perfidiacon -.: A traición y sobre seguro
(elija también el lector la más adecuada al hecho del que se trata)

Y por fin:
Nocturnidad (RAE)

1. Cualidad o condición de nocturno

2. Circunstancia agravante de responsabilidad, resultante de ejecutarse de noche ciertos delitos.

Resumiendo , con nocturnidad y alevosía la alcaldesa accidental hace lo que le viene en gana mientras, quizás, el alcaldable sigue viendo las señales de humo de un Alicante arrasado.

Pena de ciudad.

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Daniel

30.08.07 Entre Nerón y Atila, Castedo (Salvando las distancias)

De Nerón nos han llegado , así, a modo de resumen varias noticias.

Primero, que fue el que le cortó la cabeza al Apostol Pablo (algo le haría). Segundo , que se le acusa del incendio de Roma, pero de Roma enterita; de hecho las malas lenguas dicen que tocaba la lira y cantaba desde la cumbre del Quirinal mientras la ciudad ardía como una falla ; tercero, que después de verle recién nacido su padre dijo de él que de su unión carnal con “Agripina sólo podría salir un monstruo” y cuarto, que hizo famoso aquello de “pan y circo”.

De Atila , ya se sabe, fue uno de los grandes conquistadores del mundo (o arrasadores, según se mire) y del que nos ha llegado aquello de que por donde pasa su caballo , por cierto de nombre Othar, no volvía a crecer la hierba pues tal era la muerte y destrucción que generaba a su paso, no el caballo sino el jinete.

El Quirinal de Castedo es esa foto riéndose de todos mientras al fondo las palas arrasan La Isleta de la Albufera y lo que se le ponga por delante.

A lomos de su caballo accidental que es la alcadía de esta cautiva y desarmada ciudad con su breech o pantalón de montar blanco superajustado con las botas hasta las rodillas y un saquito entallado con un top debajo y las manguitas un poco remangadas, bajo sus herraduras, no vuelve a crecer más que el ladrillo y su propia prepotencia.

El pan que nos dá gratis esta nerón atilana es la obra de Sempere que , dice, colocará en la Istleta y el circo, bueno, el circo es el propio consistorio, con sus elefantes, saltimbanquis, ateos para echar a los leones, animales exóticos e incluso algún payaso.La sucesión de Alperi, no podría ser otra cosa.Mientras, con la voz rota , humillado el Alicante de siempre, sin otro remedio la saluda: Ave, Castedo, Morituri te salutant.

Pena de ciudad

 
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