27 mayo 2007

EL PAN BENDITO DE TORREMANZANAS

El pasado domingo día 13 de mayo y con motivo de las fiestas del “Pá Beneit” en La Torre de les Maçanes, decidimos quedar para pasar la mañana en esta bonita localidad de la comarca de l´Alacantí.
Allá a las 11 de la mañana, por aquello de no madrugar mucho nos juntamos Juanjo, Cris, Adrián, Vero, Aitana y un servidor. Tras un breve receso decidimos salir, ve tu delante y yo te sigo… jejeje, como teníamos tiempo pensé en pasar por el azud de Mutxamel o por Xixona para hincarle el diente a un trozo de turrón, y cogí “El Atajo”, saliendo en Villafranqueza hacia Mutxamel por la Ronda de San Vicente…al final acabamos en San Juan en un laberinto sin salida, todo cortado, dábamos la vuelta para escapar y volvíamos al mismo sitio, como en una película de terror…
Realmente aun no sabemos el motivo de aquel despliegue de medios, quizá una vuelta ciclista (¿el giro d´Italia por lo menos?) o quizá el paso de algún candidato electoral que necesitaba pista libre para que no le tiraran tomates ¿…?
Por fin tras varias vueltas, unas cuantas curvas y algún que otro biberón, llegamos a La Torre, una vez allí, nos acercamos a la iglesia, donde nos obsequiaron con unos pedacitos de ese “bendito pan” que, según algunos testimonios, tenia un sabor dulce y aterciopelado, con aromas a hierbas del lugar y a canela, otros sin embargo, apuntillaron que estaba un pelin durete y que aquella masa bendita se te quedaba pegada a las muelas... menos mal que luego salió el tío del botijo y nos ofreció un traguin de agua que nos reconforto los molares.
Tras un ratillo a la sombra de los olmos salio el multicolor desfile de panes al ritmo de la banda de música, un espectáculo casi tribal de trajes tradicionales, mantillas, panes y flores.
Luego nos enteramos que entre la multitud, se camuflaba un político exiliado de la capital que pronto llevara al pueblo la moda de desbaratar colegios...
Curioso es el caso del edificio de 1940, uno de los mas característicos de La Torre, al que le han puesto un cartelito de "aquí, próxima construcción de viviendas súper chachis y súper cosmopolitas", esperemos que no lo consientan los vecinos y no lo derriben y que la próxima vez que visitemos el pueblo, este allí para recibirnos.
Tras un paseo por el parque nos dirigimos al Sester, no a sestear, aunque el sitio acompañe, sino a degustar un menú a base de pericana y carnes variadas regadas con un buen vino... rosado, aunque era tan tan rosado que cualquiera la confundiría con tinto, tan fresquito...
Una agradable charla y café y helado para algún "copiota" y vuelta a casa, aunque tras despedirnos, no pude resistir subir al mirador para contemplar la panorámica del pueblo, con el valle al fondo y rodeado de sierras...
Un día estupendo, una grata compañía y una tradición tan curiosa que espero volvamos a repetir en próximas ediciones.


 
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