13 mayo 2007

NUESTRA PROVINCIA EN EL RECUERDO: LA DAMA DE ELCHE

Erase que se era, una bonita y calurosa mañana del día 4 de agosto de 1897.
Los obreros de una finca estaban realizando el desmonte de la ladera sureste de la loma de La Alcudia, con banales fines agrícolas. Manuel Campello Esclápez, Manolico, un chico de 14 años y que ayudaba en las tareas.
-¿Qué es esto? -tuvo que decir el chavalín.
Nadie supo responder.
Pero fue el verdadero descubridor.
El lugar donde se descubrió el busto de la Dama es hoy un extenso yacimiento arqueológico donde se han ido descubriendo a lo largo de los años numerosas piezas de mucho valor, iberas y romanas, testimonios de aquellas civilizaciones.
Los obreros agrícolas del doctor Campello de Elche se hallaban tomando entonces su almuerzo, mientras el zagal Manolico seguía en el terraplén del montículo de La Alcudia. En un golpe de azadón se dio cuenta de que topaba con algo duro que no era tierra (se puede ver aun la marca del azadón... ¡la gent del poble cuan treballa, treballa!). Llamó a los hombres y entre todos empezaron a escarbar la arena.
Así fue cómo apareció el busto de la Dama de Elche. Desde ese momento fue bautizada por Manolico como Reina Mora
Cuando murió el doctor Campello, su hija se dispuso a cumplir con el testamento y comunicó el legado a los responsables en Madrid. Se reunió la Academia en sesión plenaria el 18 de marzo de 1891 bajo la presidencia de don Antonio Cánovas del Castillo. Se propuso estudiar el asunto y se nombró una comisión el día 17 de mayo. Estuvieron conformes con adquirir el lote por la cantidad pedida por los descendientes, que sería abonado en tres plazos.
Por su parte don Pedro Ibarra Ruiz (archivero municipal de Elche), en su entusiasmo por el nuevo descubrimiento, había hecho una foto cuyas copias hizo llegar al académico don José Ramón Meliá, al director del Museo Arqueológico Nacional don Juan de Dios de la Rada y al ilustre arqueólogo alemán Emil Hübner.
Todos querían hacer la adquisición.
En Elche, alejados del bullicio y jaleos administrativos, todo el mundo conocía el hallazgo y era motivo de conversación. Los amigos de la familia iban a visitarla a la casa pero las demás personas no podían hacer lo mismo, así que en un arranque de generosidad, la Dama (la reina mora) fue expuesta en el balcón para que la viera y contemplara todo el mundo.
Llegó el mes de agosto en que se celebraba durante los días 14 y 15 el Misterio de Elche. Don Pedro Ibarra había invitado a su casa para ver esta fiesta al arqueólogo francés Pierre Paris. Cuando el arqueólogo vio el busto ibero supo que se trataba de una verdadera joya e informó a los responsables del museo del Louvre en París que contestaron enseguida ofreciendo una gran cantidad: 4.000 francos de la época.
Pese a la oposición de doña Asunción, el busto ibérico fue vendido y el 30 de agosto de 1897 la diosa ibera salía bien empaquetada rumbo a la capital francesa.
Durante 40 años la Dama de Elche fue expuesta en unos de los museos más importantes de Europa, el Louvre. Tras el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en 1939 y como medida de precaución, fue trasladada al castillo de Montauban, cerca de Toulouse, en el sur de Francia, lugar más seguro que la capital parisina.
A partir de 1941 y tras las gestiones de los gobiernos de España y Francia, en el cual hubo canje de obras, la Dama regresó a España. Una vez llegado a la capital española, el busto fue instalado en el museo del Prado.
Treinta años más tarde la trasladaron al museo Arqueológico donde reside en la actualidad.

 
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