25 mayo 2007

25 DE MAYO: LA TRAGEDIA NO OLVIDADA

A petición de la Comisión Cívica de Alicante para la Recuperación de la Memoria Histórica, trascribo aquí el primer artículo publicado en prensa en el que se trataba seria y profundamente el bombardeo del Mercado Central el día 25 de Mayo de 1938.
Del mismo modo , representantes de esta Comisión Cívica nos ruegan que hagamos llegar este texto al mayor número de gente posible por lo que nos agradece su publicación y así os lo transmito.
MATANZA EN EL MERCADO CENTRAL
Diario Información, Martes 24 de mayo de 1988
Enrique Cerdán Tato

Periodista y cronista oficial de la ciudad.
Tal día como mañana , cincuenta años atrás, unos nueve aviones “Savoia” esparcieron la muerte, la desolación y el horror, en el Mercado de Abastos de nuestra ciudad. Alicante se estremeció aquel fatídico miércoles también 25 de mayo de 1938, cuando los aparatos italianos al servicio del General Franco, arrojaron su demoledora carga sobre la indefensa población civil. Ahora , cuando se cumple medio siglo de tan denigrante acción, se están investigando diversos aspectos de u7n hecho que ya forma parte de nuestra más negra y virulenta historia. No se conoce, por ejemplo, el número de víctimas ni obviamente su identidad “Avance” , órgano oficial de la Federación Provincial Socialista de Alicante, en su número 158, correspondiente al 27 de los referidos mes y año , afirma “Doscientos cincuenta muertos, en su mayoría mujeres y niños, nos ha causado la aviación italo-germana en su última incursión sobre Alicante. En la citada fecha , el diario “Liberación” de la CNT, baraja la misma cifra. En otras fuentes consultadas se cuentan hasta trescientas víctimas mortales, además de cientos de heridos. Incluso el número de cuatrocientos se recoge asimismo en otras publicaciones , aunque sin documentar fehacientemente. En todo caso, se trata de un asunto oscuro, sobre el que de manera sistemática se ha mantenido un silencio cómplice y sospechoso.
Al día siguiente del trágico acontecimiento se reunió la corporación municipal , en sesión plenaria. En el acta correspondiente se puede leer “Terminado el despacho ordinario y antes de entrar en el período de ruegos y preguntas, el presidente se dirige al consejo manifestando que el día 25 la población de Alicante fue objeto de una salvaje agresión por parte de la aviación italo-alemana al servicio de Franco. Con motivo de este criminal ataque ha habido centenares de víctimas de hijos queridos del pueblo de Alicante: hace unos momentos se ha dado sepultura a estos camaradas, y yo entiendo que el Ayuntamiento, en primer lugar, debe hacer constar , en actas, el hondo sentimiento que esto nos produce, después agradecer y felicitar por su abnegado comportamiento a todos aquellos que han intervenido en ayuda de las víctimas, sin hacer distinción de ninguna clase, porque hemos de reconocer que todos de una manera heroica han contribuido en la misma medida (…)” . Seguidamente , el alcalde o presidente del consejo, Santiago Martí Hernández, abogó por una suscripción pública para los damnificados que el Ayuntamiento inició con cinco mil pesetas, con cargo al capítulo de imprevistos.
Día de sardinas
El miércoles 25 de mayo de 1938, entró mucha sardina. En el Mercado Central las mujeres hacían colas para proveerse de un alimento básico, en una situación de carencia alimentaria habitual. Nadie sospechaba ni remotamente el desastre que iba a producirse de un momento a otro.
Los testimonios acerca del bárbaro genocidio resultan tan escalofriantes como copiosos. La sangre corrió por la calzada y la masa encefálica de una mujer se estampó contra el muro lateral del edificio del mercado.
La memoria desborda: “Vi cadáveres destrozados y miembros humanos esparcidos por todas partes. Era un espectáculo dantesco”. “En el bar de mi abuelo, situado a la altura de la actual farmacia Trives, se instaló algo así como un hospital de urgencia. No olvidaré jamás lo que allí sucedió”. “Estaba en Correos cuando comenzó la pesadilla. Me desplacé al mercado, para ayudar en o que pudiera y me quedé paralizado de horror. Entre varios trasladamos algunos heridos a la Casa de Socorro, pero ya no había sitio para más. Hasta las aceras próximas estaban llenas de moribundos. La única ambulancia del Parque de Bomberos no daba abasto y hubo que habilitar un carrito de barrendero para transportar a los mutilados. De aquella terrorífica visión nunca podré borrar de mi recuerdo la expresión de un niño que recogimos con la carita ensangrentada y que no quería morir. Un médico se hizo cargo de él y ya nunca supe qué le ocurrió, finalmente. Las últimas horas de tan aciago día las pasé mordiéndome los puños de impotencia y sollozando ante tanta desolación y muerte”.
Fueron nueve aviones , casi con toda seguridad “Savoia” los que llevaron a cabo una acción fría , bien calculada y cobarde. Noventa bombas para la masacre de mujeres y niños, en su mayoría. Noventa bombas para la conciencia de quienes amparándose en el anonimato y en la impunidad cometieron un flagrante delito de lesa humanidad. Porque no hubo error. La mortífera carga cayó justamente donde se había previsto. Alfredo Navas Martínez interlocutor de Eduardo de Guzmán , quien así lo refiere en su libro “El año de la Victoria” , dice “A las once y media aparecieron de pronto sobre la ciudad varias escuadrillas “Savoia”. Con unos minutos de intervalo entre una y otra, dieron tres pasadas sobre la población. Si en la primera volando alto, debieron seleccionar con cuidado sus objetivos en las dos siguientes los alcanzaron de lleno. Noventa bombas grandes de las denominadas “revientamanzanas” destrozaron buena parte de Alicante , ensangrentaron sus calles y sembraron el pánico en sus habitantes”.
Horas de angustia
Alicante sufrió horas de angustia y tensión ante la despiadada masacre. El dramaturgo Lauro Olmo, en su artículo “Los niños de la guerra” escribe “Un 25 de mayo, al mediodía, hora de máxima concurrencia , los italianos bombardearon la plaza central del mercado de Alicante. Fue una verdadera matanza. Yo no andaba lejos y lo ocurrido me dejó un recuerdo imborrable”.
De los 71 “raids” aéreos que soportó nuestra ciudad (sin contabilizar el correspondiente al 28 de marzo de 1939 con la República ya prácticamente colapsada), ninguno tan cruento y sórdido como el de aquella fecha, ni aún el llamado “de las ocho horas”
que tuvo lugar el 28 de noviembre de 1936 y que , según parece, constituyó una represalia por la ejecución de Jose Antonio Primo de Rivera.
A raíz del brutal ataque el Cuerpo Consultar Extranjero publicó una nota dirigida a Jesús Monzón, gobernador civil de nuestra ciudad: Excmo. Sr.: en nombre de esta Corporación actualmente integrada por los cónsules de Francia, Cuba, Argentina, Bélgica, Dinamarca, Holanda, Uruguay, Finlandia, Suecia, Guatemala, Paraguay, Checoslovaquia, Perú, Santo Domingo, Méjico , San Salvador , Liberia y Bolivia, tengo el honor de dirigirme a V.E. para transmitirle el pésame de este Cuerpo Consular Extranjero , por las luctuosas consecuencias al que han dado lugar el bombardeo aéreo sufrido por esta ciudad en la mañana de hoy”.
Alejado de objetivos militares
“El hecho de que desgraciadamente el ataque haya sido recibido en el casco céntrico de la población, alejado de objetivos militares y que por ello las numerosas víctimas producidas pertenecen al elemento civil , hará más hondo el dolor a V.E. y excita más intensamente la condolencia de esta corporación que, al margen de todo interés político se asocia al luto de las autoridades, en comunidad de humanitarios sentimientos”.
“Las elevadas dotes de mando que son características de V.E. son la mejor garantía de las medidas que adoptará para aliviar la triste situación de los damnificados, a cuyo fin esta Corporación se honra en ofrecer a V.E. cuantas aportaciones nos sean posible facilitarle. Alicante 25 de mayo de 1938”. La nota está firmada por S. Sarrasi (decano).
Más tarde, una comisión británica, enviada por el gobierno conservador de Chamberlain, examinó pruebas , datos y documentos relativos a 46 de los bombardeos , aéreos y navales, que había sufrido Alicante para emitir un informe en el que constataban “agresiones deliberadas contra la población civil”. El triste bombardeo del 25 de mayo constituye un ejemplo irrefutable de masacre premeditada y falaz.
Si Guernica fue un “banco de pruebas” – Goering dixit- , Alicante también conoció la ferocidad del fascismo en lo más inerme y frágil de su cuerpo social. Quizá nos faltó un Picasso para perpetuar los efectos de la irracionalidad. Pero la memoria colectiva levanta, en estas leves páginas, el recuerdo y el homenaje al sacrificio de tantos inocentes hace ahora cincuenta años.

 
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